Sea bienvenida la tristeza

Si en la soledad no me encuentro, ahí estás tú

hablando a mi vida como si fuera tuya

sacándo de la oscuridad mis temores

y llenando el vacío con mis silencios.

Esperas ver cómo me levanto

para soltar tus palabras

aquellas que me hacen caer.

Te ríes de mis desgracias

y cuando estoy a punto de lograrlo cortas mis alas

las curas con el tiempo 

para luego invitarme a intentarlo otra vez.

¿Te das cuenta?

Te place verme sufrir

destrozas mi alma cuando has acabado con todo a tu paso

y quizás quieras mi corazón en tus manos.

Estoy aquí, lánzame al precipicio

sin sentirte culpable

déjame experimentar tal perdición

para que puedas arrancar de mí el alma que te pertenece.

Decide de una vez por todas tragarte lo que siento

apaga mi voz cuando creas que es necesario.

Quieras o no, me siento aliviada

el corazón ya no sufre

pero el cansancio se ha apoderado de mi cuerpo.

La reina en mi imaginación eres tú

quien ahora ha de crear los desastres más hermosos

que jamás haya visto.

Ponerle nombre a lo que siento

es darte un lugar donde habitar

pero dejar que te vayas es perderme por completo.

Perderme en mi propia perdición

y darte partes de mí que no quiero en ti.

Sin embargo, dentro de mí yace una pregunta

que me es difícil de responder:

"si la tristeza alivia el alma, ¿para qué quiero ser feliz?"