No estoy lista

Por qué siempre me quedo
donde evidentemente ya no me quieren.

Donde me mienten mirándome a los ojos

me convencen con abrazos

y me endulzan con palabras bonitas.

Por qué siempre soy a la que dañan

maltratan, insultan y abusan.

Acaso no tengo la valentía de irme

aún cuando me muestren el cuchillo

con el que me lastimarán el día que dé la espalda.

O es que prefiero la sonrisa falsa

y los gritos en mi cabeza que suplican huir.

Cualquiera que sea el caso, estoy harta.

Harta de soportar lo que no merezco

harta de las migajas que me dejan los demás

harta de ser yo quien carga con el peso de lo negativo.

Harta de aceptar, harta de mí, harta de todos.

Quizás lo mejor sea no ser

no ser yo, no ser buena, no ser nadie.

Qué sentido tiene aquello

si al final me tratarán como basura

qué sentido tiene vaciar mi buena voluntad

para que otros se sientan bien.

Qué sentido tiene hacer el bien sin mirar a quien

si quien me mira me hace mal.

Poco a poco me doy cuenta que cuando decida irme de verdad

le abriré la puerta a la soledad.

Una soledad con la cual no puedo lidiar

esa que me lastima, traiciona y miente.

Toca enfrentarme con la dura realidad

de estar completamente sola.

Confrontarme con el hecho de saber que nadie me necesita

a nadie le hago falta y nadie me quiere por quien soy

sino por lo que les puedo dar. 

En definitiva, no creo estar lista.

No, no lo estoy.